miércoles, 9 de diciembre de 2009

Restaurantes en Sevilla

San Fernando 27: La primera vez que entré en este restaurante no tenía excesiva confianza. Pronto cambió mi opinión al probar sus platos de cocina moderna hecha por lo que parece ser un equipo joven que busca un tipo de clientela muy determinado. Todo muy correcto.

Marea Grande: Lo que marea es ver el tamaño de algunas de sus raciones, como la extraordinaria corvina, uno de los platos recomendados de la casa. Excelente elaboración en todo lo probado.

Egaña-Oriza: Tremenda decepción la de este restaurante situado en un bonito y amplio local. Nada está a la altura de la decoración ni de las instalaciones. Ni comida andaluza ni vasca ni nada que se le parezca. Todo malo, flojo y descuidado, desde la comida hasta el servicio.

Restaurantes en Pontevedra (y provincia)

Pontevedra

Doña Antonia: Cuando quieres tomarte un buen producto del mar lo que deseas es que no te lo chafen con nada que le perturbe el sabor. Justo lo que consiguen en este buen restaurante donde todo sabe a lo que tiene que saber. El mar en un plato.

Casa Solla: Otro premiado con estrella Michelín que no lo justifica. El cordero es una bola de petanca, los pescados saben a sabores que no deseas probar, distrayendo su origen. Todo pequeño, caro y extravagante.


Sanxenxo

Rotilio: De esos restaurantes donde es muy difícil que te levantes insatisfecho. Excelente materia prima y muy bien elaborada, aunque haya perdido la distinción de Michelín.


Vigo

Las Cubas: Ha mejorado mucho este restaurante después del último cambio sufrido. Los platos son al estilo portugués, no en vano buena parte de su clientela es del país vecino, lo que le da un toque de originalidad a la oferta de la capital de las Rías Baixas.

Laxeiro: Irregular, no es malo el producto pero a veces un poco grasoso, menos aceite le iría bien, tanto en platos en cazuela como en pescados a la plancha.

La Oca: Uno de los mejores restaurantes de Galicia. Comida con un toque francés, ligera, delicada y en proporciones no excesivas, pero con mezcla de sabores que no dejan indiferente. Local pequeñito.

Restaurantes en Aranda de Duero

Mesón de la Villa: Dicen que la cocinera de esta casa es la reina del escabeche. Ando mal de monarquías, pero lo que sí puedo asegurar es que la caza en escabeche que preparan aquí está de maravilla. Es un restaurante familiar, clásico en la ciudad, lleno de gente de Aranda, en el que debes ir preparado para mojar el pan en la salsa hasta no dejar ni gota. Muy bueno.

Restaurantes en Ávila (y provincia)

Ávila

El Almacén: Hay sitios que resultan agradables desde que entras, y éste es uno. Por si fuera poco, el resultado es el que esperas. Se alejan de lo tradicional que puedes encontrar en cualquier restaurante o mesón de la ciudad. Apuestan por una propuesta diferente y lo consiguen.

Arévalo

Las Cubas: Poco donde escoger, pero para chuparse los dedos, sobre todo el cochinillo, el más rico que he probado. Nadie (que conozca) lo prepara como ellos, tierno, en su punto, buenísimo. El lechazo no llega a ese nivel, pero está bien. Los entrantes malos. Hacen bien esas dos cosas, y ésa es su tarjeta de visita. Un sitio excelente.

Restaurantes en Toledo

As de Espadas: Muy bonito, acogedor y moderno local en el que el lavabo parece más bien una perfumería... Ojalá otros aprendiesen. Yéndonos a la mesa, magnífico el foie con reducción de Pedro Ximénez, lo mismo que la perdiz. Un sitio que me gusta especialmente.

Restaurantes en A Coruña y Ferrol

A Coruña

Casa Vasca:
¡Ay, esos aceites!, qué manía de encharcar la comida en aceite. Si se pide un pescado a la plancha es a la plancha, no sumergido por muy bueno que sea el aceite de oliva que se ha utilizado. Mal las zamburiñas, con exceso de jamón que sólo les aporta sal (otra manía más); pobre y aceitoso el mero, muy bien la merluza. Una de zamburiñas, 15 euros; una de mero, 24 euros; una de lomos de merluza, 22 euros; una de Terras Gauda, 17,50 euros; dos de pan, 2 euros; dos cafés, 3 euros; total, 83,50 euros.

Es justo dar una segunda oportunidad, así que se la he dado. La segunda vez ha sido mejor que la primera: salpicón de lubrigante, no es el mejor de la ciudad, pero cumple, solo cumple, podría ser fácilmente ser mejor, aunque más que suficiente para una persona; atún en pisto (una persona) y atún encebollado (la otra), bien hecho, punto perfecto, un poco crudo por dentro, muy abundante. Los dos atunes bien. Servicio muy agradable.

Coral: El clásico restaurante donde se va a comer, pero a comer de verdad sin esperar innovaciones ni nada deslumbrante por diferente. Es la comida de siempre bien hecha. Las raciones no son todo lo generosas que cabe esperar, pero presentaciones y acabados son excelentes. Muy bueno el salpicón de marisco y la preparación de los pescados, que es lo que esperas de un restaurante gallego. Ambiente con clase.

A Mundiña: Otro que machaca las zamburiñas y se le va la mano en el aceite. Aun así, muy buenos los pescados, pasados en su término justo, y el salpicón de marisco. El local agradable y bullicioso, siempre lleno.

La Iebolina: Trabajan producto de la tierra intentando hacer una cocina gallega con un toque moderno y a la vez diferente. Posiblemente el resultado es un poco soso, pero cumple bien, desde luego. Buena la raya. El local pequeño pero acogedor. Servicio atento y simpático.

Jesusa: ¡Jesús!, ¿pero quién animó a esta gente a poner un restaurante? Encima parece que les haces un favor. A evitar.

Gallo de Oro: En Arteixo. Da la impresión de venir precedido de un exceso de fama. No es para tanto. Hay que vigilar un poco los puntos, es mejorable pero se le reconoce cierto nivel.

Playa Club. Magníficas vistas a la playa de Riazor, y mejores vistas todavía a los excelentes platos que hacen de este restaurante una de las mejores ofertas de la ciudad. Preparación exquisita de pescados y mariscos, toques modernos sin pasarse, sabores naturales en raciones lógicas. Excelente servicio. Muy recomendado.

Calypso. Siéntate en la barra o en una mesa y disfruta de su salpicón de marisco, pocas veces lo tomarás mejor, más abundante y sin engaños por culpa de un exceso de huevo, cebolla o vinagreta. A veces se les va un poco la mano en la nata que le da un toque especial, pero vale la pena probarlo. Volverás.


Ferrol

Muiño do Vento. En Fene. Nada de pamplinas, el salpicón de marisco va repleto de buen marisco como en muy pocas partes lo verás; el pescado que pidas será una magnífica ración de pescado. Todo claro y diáfano y a un precio razonable. ¿Cuándo volvemos?

Restaurantes en Valencia

Ca Sento: Uno de los reyes de la gastronomía valenciana. Magníficos arroces, como era de esperar (aunque no se debe citar la palabra paella en este local). Los entrantes no están a la altura del resto, pero demuestran alta categoría en las demás preparaciones. El servicio también debería aportar un poquito más de alegría, pero sobre todo deben reparar el problema de mal olor (espero que ya lo hayan hecho) que se percibe a la entrada. Por cierto, de paso no estaría mal poner una plaquita para saber por dónde se entra.

Schmidt: No me gusta nada ir a un restaurante y no poder elegir lo que como, sobre todo como en el caso de éste, en el que no me agrada nada su estilo y forma de trabajar. No me convenció lo que probé. Encima se empeñó en servirnos los platos sobre unos LP de vinilo realmente sucios. Peca de exceso de originalidad en la comida, en la presentación y en su propio comportamiento, y se pasa en todo. Quizá una vuelta a la lógica y a lo clásico le vendría bien.