Eleven: Primer restaurante portugués con una estrella Michelín. Preciosas vistas del Parque Eduardo VII y de la zona baja de la ciudad. Cocina creativa de fantástico resultado, lo malo es el precio y que las raciones son cuatro bocados, lo que incrementa la sensación de ser excesivamente caro. Un capricho que hay que permitírselo (y tomar un bocadillo al salir).
Imperio dos Sentidos: En el Chiado, la zona de marcha. Gente joven con ganas de hacerlo bien, y lo consiguen. Local pequeño con las mesas un poco apretujadas (algo normal en Portugal), no tienen demasiada oferta pero lo hacen bien. Muy agradable.
Faia: Una de las mejores ofertas si se quiere gozar de una buena cena escuchando a excelentes fadistas durante casi dos horas. Raciones muy abundantes, buenos pescados. En el precio se incluye la actuación musical, hay que tenerlo en cuenta porque no es excesivamente caro.
Bica do Sapato: Lugar de moda a la orilla del Tajo a donde acuden famosos y "gente bonita". Más bien es un lugar para ver y ser visto porque hay restaurantes mejores en la capital.
Tavares: El restaurante más antiguo de Lisboa, conserva su clásica elegancia. Se aparta de las tradicionales ofertas presentes en las cartas de la competencia. Siempre cumple, platos originales y bien logrados.
Gambrinus: Fue en su día un referente en la ciudad. Hoy hay otras posibilidades, especialmente a mejores precios y con calidad similar o superior.
Quebramar: Ruidoso y bullicioso local, típico y alegre. Bien de precio y con pescados y mariscos frescos.
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